Los lugares ya no se interpretan como recipientes existenciales permanentes, sino que son entendidos como intensos focos de acontecimientos, como concentraciones de dinamicidad, como caudales de flujos de circulación, como escenarios de hechos efímeros, como cruces de caminos, como momentos energéticos.
Josep María Montaner, La Modernidad Superada (2011)
El museo en su estructura y contenido suele proponerse a sí mismo como un lugar que permite al visitante, desde la producción artística, visualizar y comprender los momentos históricos de una sociedad. Frecuentemente el curador o comité curatorial escribe un guión que permite articular el espacio arquitectónico y los objetos, introduciendo al visitante en un recorrido expositivo que busca tejer redes entre la producción artística y un conjunto de obras, insertándolas en un campo más variado, que es el de la cultura misma; a fin de establecer un diálogo que le permita a la obra plegarse en múltiples significados y conexiones.
Esta exposición tiene el interés de abordar el Museo La Tertulia como un territorio que es la suma de significados y cuestionamientos para una comunidad en un contexto determinado: la ciudad de Cali. A partir de la labor de los artistas, el museo se propone como un territorio en discusión en donde la colección es un foco de acontecimientos conectados con el presente, y la estructura arquitectónica es un caudal del flujo de circulación. Esta relación con el huésped o habitante temporal (ya no con el visitante) transforma al museo en un escenario de hechos efímeros, en un cruce de caminos que van y vienen multiplicándose exponencialmente.
Si entendemos al visitante del museo como un habitante, un huésped que genera, produce y se adueña de lo que encuentra, para posteriormente transformar y redefinir no solamente los objetos y el edificio, sino las relaciones del museo con el contexto al cual esta ligado. Al romper con la idea de un museo que se piensa exclusivamente como una estructura arquitectónica contenedora, abrimos la posibilidad al intercambio de reflexiones, flujos de conocimiento entre aquellos que habitamos transitoriamente el museo, y el mismo deviene ciudad y contexto al dialogar todo aquello que aparenta ser ajeno o distante.
Este proyecto de Territorio en discusión, comienza con una invitación a los artistas a intervenir el espacio espacio arquitectónico del Museo La Tertulia y las zonas aledañas. A Adrián Gaitán, Mario Opazo, Henry Salazar y al colectivo Sector Reforma (Santino Escatel, Javier Cárdenas Tavizon, Alejandro Fournier) se les propuso partir de una selección de obras de la Colección del Museo y archivos del Centro de Documentación (CEDOC), para que cada uno planteara distintas relaciones: contextuales, paisajísticas, históricas, con el ánimo de transformar e incitar a nuevas formas de percibir y habitar el espacio arquitectónico del museo y las zonas aledañas.
Backyard IV de Robert Kipniss, (litografía en piedra, 1974) es la obra a la que Adrián Gaitán (Cali, 1983) hace referencia. En ella podemos observar una casa detrás de un gran árbol, la imagen es desoladora, la casa parece muda y encriptada, como si ocultara algo. Es un paisaje sencillo pero perturbante. Gaitán propone una intervención con madera y espejos en uno de los árboles, el gran samán ubicado enfrente del Museo. Se trata de una casa en el árbol que ha servido de espacio para un habitante que procuró alcanzar la perfección, practicó insistentemente usando la baranda, y zapatillas ubicados frente al espejo, que es acompañado por una impresión del Hombre de Vitruvio de Leonardo Davinci, conocido como la representación del canon de las proporciones humanas. El lugar abandonado ya por su habitante “original” es un vestigio que evidencia un intento ingenuo de buscar inspiración permaneciendo lo más cerca posible al Museo, convirtiendo su historia y trabajo personal en un paralelo existencial de la historia: no hay una sola historia, hay una serie de descentramientos surgidos por la provocación del Museo. No sabemos si aquel habitante lo logró o sencillamente desistió, lo que si es seguro es que ha dejado este espacio como testigo del lugar.
Tras un incendio ocurrido en 1947, Wiener & Sert diseñaron el Plan Tumaco bajo la tutela del arquitecto francés Le Corbusier, con el apoyo del gobierno nacional. Se trataba de un plan urbanista que tenía como objetivo transformar y reconstruir la ciudad con un proyecto de parcelación, nuevos tipos de casas, edificios de carácter oficial, prolongación de la vía férrea, construcción del aeropuerto, muelles, servicios y base naval militar. El proyecto jamás se llevó a cabo. Tumaco esta ubicado en el pacífico colombiano, que es una región irrigada por ríos que configuran extensos deltas y una trama de circuitos acuáticos por donde es posible navegar y desarrollar múltiples actividades de intercambio social y comercial. Los palafitos, son las construcciones que han surgido como asentamientos fluviales que permiten toda una riqueza cultural en torno al agua, incluidos los palafitos que son viviendas de madera apoyadas en estacas o pilares sobre el mar, ríos, lagunas o caños. Henry Salazar (Cali,1975) entabla un diálogo arquitectónico entre diferentes ordenes de construcción habitacional. Inserta un palafito-mirador frente al rio Cali junto a la calle primera en una de las orillas del Museo. Señala la manera como desde lo global se tratan modos de habitar, sin estar mediados por ningún tipo de lectura previa del lugar donde serán insertados estos nuevos modos. Salazar hace referencia a una de las obras de la Colección de Museo: Man walking away from it all (Hombre caminando lejos de todo o alejándose de todo, agua fuerte, 25.5 X 79 cm, 1980) de Edward Rushcha. A partir de la obra, Salazar propone la construcción de un mirador, en donde el paisaje es espejismo y escenario. Este palafito-mirador resulta distante de su “contexto original” se impone de forma extraña y ajena en una construcción urbanística construida en 1968: el Museo. El artista evidencia dos aspectos importantes: Primero, lo absurdo de imponer formas y sistemas que pretenden mejorar y modernizar un lugar sin aproximarse al contexto en donde se insertan. Segundo, la distancia que existe entre el diseño arquitectónico del Museo y sus alrededores con el pacífico colombiano, lugar de donde proviene el diseño de los palafitos a los que se refiere.
Mario Opazo (Tomé, Chile 1969) realiza su pieza a partir de los archivos de dos obras de Luis Canmitzer, que consisten en la escritura de nombres de famosos revolucionarios latinoamericanos: un registro fotográfico conservado en el CEDOC del Museo sobre el Chéde 1968 (aguafuerte). Dicha obra hace parte de la colección Camilo Torres de 1970 (aguafuerte). Posteriomente, se retoma por parte del colectivo Sector Reforma de México, la obra Sin Título del artista venezolano Carlos Cruz Díez (Serigrafía, 1994).
Opazo propone la obra Barricada como intervención escultórica al edificio fundacional del Museo La Tertulia. Este edificio se caracteriza por la columnata que lo rodea de formas simples y repetitivas, la forma rectangular y volumen paralelepípedo, evocan apropiaciones arquitectónicas traídas de intenciones clásicas y neoclásicas de porte miliciano. Esta estructura simétrica, sólida y monumental hace referencia al complejo arquitectónico romano E.U.R. originalmente llamado E42. La intervención del artista responde de manera opuesta, orgánica y primitiva, a las características, limpias, industriales y pétreas; se trata de una construcción precaria, una empalizada que cubre parcialmente la arquitectura original a manera de baranda de protección, una empalizada burda, tosca y artesanal, que se comporta a su vez como un supuesto soporte precario pero resistente que sostiene las columnas “a punto de caer”. Cada una de las vigas puede simbolizarnos los próceres latinoamericanos a los que hace referencia la obra de Camnitzer. La empalizada contrasta con el color de la columnata, generando un movimiento visual vibratorio al recorrer el edificio.
El colectivo Sector Reforma (Santino Escatel, Javier Cárdenas Tavizon, Alejandro Fournier), de Guadalajara – México, ha propuesto una intervención escultórica basada en la serigrafía Sin título del artista cinético Carlos Cruz Diez (serigrafía,1994). La obra que originalmente tiene un sentido vertical, ha sido volteada para construir una estructura horizontal, de manera tal que es el movimiento del cuerpo humano lo que genera cambios en la composición de la obra. El colectivo plantea la posibilidad de ver la perspectiva como una proyección de lo imaginario, de lo existente y lo invisible, promoviendo el diálogo integrador entre la obra y el huésped como habitantes temporales del Museo que permite, incluso, provee ese encuentro como cruce de caminos en donde fluye la información.
Un importante referente para este proyecto de intervenciones en el espacio del Museo La Tertulia es la Casa de vidrio de la arquitecta brasileña Lina Bo Bardi, ubicada en Morumbi, al sur de Sao Paulo. Construida en un bosque sobre un terreno inclinado con acceso en rampa, el frente está construido sobre pilotes, mientras que la parte de atrás se halla inmersa en una horadación del terreno, apoyada en muros de hormigón. Bobardi mantuvo esa pendiente y el bosque a fin deconservar una relación directa con las características naturales del entorno, permitiendo así que fuera posible el jardín ubicado debajo de la casa, que es en realidad el ángulo de la pendiente. La casa tiene un ventanal que recorre los tres lados que se encuentran despejados de barandas, y así,esta casa “flotante” luce aparentemente desprotegida del exterior. Este interés y aprecio por lo existente está presente en el modo en que ella se aproximó al proyecto, la casa está planteada como un órgano en transformación que seguía transformándose con el uso de los habitantes.
De forma similar, Territorio en discusión plantea una brecha en la cual el Museo la Tertulia –con su sólida e interesante colección y estructura arquitectónica, con su particular inserción en la ciudad y el cauce del río, y con la multiplicidad de espacios de encuentro que genera– se revele como un territorio polisémico. Para que allí, permita a partir de la aproximación de diversos actores que lo intervienen desde diversas perspectivas y con distintos referentes, se altere la percepción del museo para todos sus distintos habitantes temporales; que llevan y traen información, invitándolos así a proponer sus propias miradas y formas de ocuparlo. Y así, ir construyendo entre todos el museo en la misma medida que el museo construye ciudad.